Por si acaso no te olvides





El redescubrimiento del procomún
 David Bollier*

 Resumen

 El discurso imperante al hablar de Internet es el del mercado. Pero las categorías económicas son demasiado estrechas de miras para nuestras necesidades como ciudadanos y como seres humanos en el cabresteado al que estamos abocados. Tampoco consiguen entender la cantidad de sitios web, de servidores de listas, de programas de software de código fuente abierto y de sistemas para compartir archivos entre iguales que funcionan como un procomún: sistema abierto y comunal para compartir y gestionar recursos. Resulta que esta producción entre iguales (peer to peer) muchas veces es una forma más eficiente y creativa para generar valor que el mercado, además de ser más humanista. El paradigma del procomún (commons) nos ayuda a comprender este hecho porque reconoce que la creación de valor no es una transacción económica esporádica como mantiene la teoría del mercado sino un proceso continuo de vida social y cultura política. ¿Cuándo reconoceremos que el procomún un juega un papel vital en la producción económica y cultural de nuestros días? Las categorías intelectuales de la doctrina del libre mercado están tan enraizadas en nuestro conocimiento que muchas veces resulta difícil ver el mundo como realmente es. Es algo que debe tener muy en cuenta quien quiera entender la evolución de Internet, porque muchos aspectos de la cultura digital no se ajustan a los principios económicos neoclásicos. En términos generales, los entornos de red tienden a funcionar más naturalmente como un procomún que como un mercado. Y sin embargo, las categorías de mercado dominan por completo el dialogo público y las políticas que se adoptan, mientras que el procomún sigue siendo un concepto oscuro y mal entendido. *David Bollier es un estratega, periodista y consultor independiente que se ocupa de una amplia variedad de temas de interés público. Gran parte del trabajo más reciente de Bollier se ha centrado en la defensa del procomún como nuevo paradigma de la política, la economía y la cultura: un tema que ha examinado en su libro Silent theft:The Private Plunder of Our Common Wealth (Routledge, 2002). Desde 1984, Bollier ha colaborado con el guionista/productor televisivo Norman Lear en numerosos proyectos, es miembro del Norman Lear Center del USC Annenberg Center for Communication. Bollier es también cofundador de Public Knowledge, una organización de defensa del interés publico y que representa los derechos del público en temas de propiedad intelectual, tecnología e Internet. Los escritos de Bollier se pueden consultar en http://www.bollier.org. Vive en Amherst, Massachussets, EE UU. 1Procomu´n: substantivo masculino, derivado de ((pro)) (provecho) y ((común)), y que significa ((utilidad publica)) (DRAE). Aquí se utiliza para traducir el término inglés commons, ((campos o bienes comunales)).

nuevo futuro

 


G. I. GURDJIEFF -RELATOS DE BELCEBÚ A SU NIETO: A esos animales bípedos a quienes nuestro muy estimado Mullah Nassr Eddin ha caracterizado con las siguientes palabras: «Todo lo que saben hacer es disputar con los cerdos sobre la calidad de las naranjas». Este tipo de gente que se ha convertido, por así decirlo, en «polillas» destructoras de los bienes que nos fueron legados por nuestros antepasados, carecen de la menor idea o noticia del hecho estridentemente obvio de que, durante la edad preparatoria, tiene lugar la adquisición en la función cerebral de todos los seres, incluido el hombre, de una propiedad particular y definida, cuya materialización automática era llamada por los antiguos korkolanos «ley de asociación», y de que el proceso de mentación de todos los seres, y en especial el hombre, se desarrolla en estricto acuerdo con esta ley. http://www.giurfa.com/relatos_belcebu... Un perfecto asno se halla convencido de la razón y justicia de su obstinación. —¿Pero qué estás haciendo, borrico de Jericó? ¡Te vas a quemar vivo! Deja ya de comer esos 'pimientos picantes' a cuyo extraordinario sabor no está acostumbrada tu naturaleza. A lo cual replicó el kurdo: —¡Jamás!; por nada del mundo los dejaría yo de comer. ¿No me gasté acaso mis últimos dos centavos en comprarlos? Aunque mi alma se separe aquí mismo de mi cuerpo seguiré comiendo hasta terminarlos.

http://www.giurfa.com/relatos_belcebu.pdf

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