Constelación





Tu eres el universo y nosotros habitamos dentro de ti, Gea, diosa de la
tierra, Gaia habita dentro de ti y de tu naturaleza, aquel día Gaia habló,
las nubes se agolparon cerca de la cumbre y descargaron un estruendoso rayo,
ningún sonido puede asemejarse a aquél, limpio, sin distorsionar, imponente,
seco y rotundo, el viento se levantó erizando las rocas, inmediatamente la
lluvia perfumó la tierra y allí estabas empapándote de ella.


Aquella es la auténtica realidad, el sonido, la luz, el olor, la frescura, lo
que nadie te impuso con sus normas, la otra realidad que coexiste, pertenece
a las reglas dictadas desde los poderes que rigen la humanidad que habita
también dentro de tu universo, sujeta a ese mundo que desde hoy concierne al
pasado, creados para inciertamente subsistir esgrimiendo su autoridad e
influir en toda la naturaleza olvidando que su esencia y su función es otra
muy distinta y que forma parte de aquel universo, haciendo gala de una
potestad que ha sido arrebatada sin escrúpulos a ti, a Gaia.


Entonces siéntate aquí, fíjate que por entre la ramas de aquellos olivos y
rozándose entre las hojas de los arrayanes, el sol llena tus pupilas con su
vivo encarnado de ese olor hasta lo más profundo de tus raíces, de tu akené,
en este momento acabas de entrar en el verdadero espacio donde Gaia siempre
te ha querido, donde eres libre y soberano, tu eres la semilla, tal cual lo
revela un sabio Hopi en “The book of the Hopi”: “El camino al Quinto mundo lo
esta realizando la gente humilde de las pequeñas grandes naciones, tribus y
minorías raciales. Es posible leerlo en la tierra misma. Las plantas de los
mundos anteriores comienzan a brotar de sus semillas. Las mismas semillas
están esparciéndose en el cielo como estrellas, y también en nuestros
corazones".